Iglesia de Santiago Apóstol.
Se puede fechar su periodo de construcción desde el siglo XV al XVIII. Su origen es mudéjar, pero su fachada es barroca. Los autores fueron Antonio Matías de Figueroa y Pedro de Silva. Cuenta con una nueva cubierta de Álvarez Checa y Carlos Bolaños, de 1995.
Presenta planta basilical de tres naves, bajo cubierta mudéjar de madera, sobre arcos de medio punto, que descansan sobre pilares cruciformes, a la que se adosa una nave con capillas. Encontramos portadas del siglo XVIII a los pies y lado de la Epístola.
Su origen es mudéjar, pero tras el terremoto de Lisboa de 1755, se acometen las obras de restauración y ampliación hacia los pies, torre, capilla bautismal y fachada principal, obra de Antonio Figueroa. En 1778, Pedro de Silva labra el porche de la fachada principal.
La nave de capillas, adosada a la nave del Evangelio, se genera por la adición de capillas a la Bautismal, a los pies, que se funde en este espacio con la nueva capilla sacramental, en la cabecera, labrada en 1915 bajo bóveda de arista.
Entre ambas se suceden la Capilla de San José (1945) y la Capilla del Santo Entierro (XIX), bajo media naranja, y la Capilla de la Vera-Cruz(1914-1915).
Luce la Capilla mayor un retablo de Guzmán Bejarano y Luis Jiménez(1959) y en la hornacina central, la Inmaculada Concepción, obra del taller de Buiza Fernández, 1960.
Capilla de Nuestro Padre Jesús.
Hay datos de la ermita desde el siglo XVIII, pero la fisonomía actual es de 1950. Tiene dos naves: la principal, con techumbre mudéjar de artesa con tirantas, propia del siglo XVIII. La arquería divisoria de naves presenta cuatro arcos de medio punto sobre pilares rectangulares con imposta. Los pilares tienen resaltos o pilastras adosadas que se prolongan y unen transversalmente con otro horizontal, enmarcando los arcos a guisa de alfiz.
La capilla mayor es de planta cuadrada y se cubre con bóveda semiesférica sobre pechinas. La media naranja está subdividida por ocho pilastras. Sobre el arco triunfal hay una cartela con el monograma de Jesús.
El aspecto actual se debe a la reforma del 1946. El núcleo principal corresponde a la nave mayor. Su composición tripartita queda subrayada por cuatro pilastras, adosadas al muro sobre podio corrido. Las dos centrales de tipo dórico-toscano, al igual que las dos restantes, delimitan la puerta principal. Sobre ellas, a modo de capitel, sendos mensulones completan la altitud de las pilastras laterales. El entablamento discurre sobre ellas. Al centro, componiendo la portadilla de ingreso, la cornisa se pliega configurando un frontón triangular. En el interior hay un óculo mixtilíneo. El ímpetu ascendente de las pilastras colaterales posibilita la erección de dos pilares coronados con bolas. Entre ellos se despliega el remate del frontis, cuyo movido perfil superior nos hace reparar en la espadaña.
La espadaña es de un solo cuerpo. Se trata de un arco de medio punto con imposta entre pilastras dórico-toscanas. El conjunto, flanqueado por estribos o cartones, ostenta un frontón curvo con una cruz de cerrajería entre bolas.
Convento de San Juan de Morañina.
En el siglo XV, la repoblación de la comarca ya estaba en marcha, incluyendo Bollullos. Así, en el año 1400 se funda el convento de San Juan de Morañina, perteneciente a la orden franciscana. Los frailes, bien recibidos en el pueblo, fueron amparados por los condes de Niebla, que ofrecieron la finca de los Villares como dotación y contribuyeron a la construcción del edificio con las rentas de la dehesa Montañina.
Se cuenta que aquí pudo empezar la devoción espiritual a la Virgen, habiendo allí una imagen de Ntra. Sra. de la Consolación, que se encuentra hoy en Sevilla. Fue tan famosa por estos lugares, que el convento se convirtió en centro de peregrinaciones de toda la comarca. Fue un lugar importante de asentamiento humano a juzgar por los restos encontrados en un gran radio alrededor del viejo cenobio. El convento también se considera como lugar de inicio de la devoción a la Virgen de las Mercedes, aparecida a un pastor cerca de la villa de Bollullos.
Ermita de Nuestra Señora de las Mercedes.
La ermita de Ntra. Sra. de las Mercedes se encuentra en un promontorio extramuros de la villa, en la carretera de Rociana. Su ubicación en un lugar alto puede ser debida a antiguos emplazamientos despoblados o villas romanas, donde no sería extraño que hubiera sido precedido por otros lugares de culto.
La imagen de la Virgen tiene leyenda de aparición al igual que otras advocaciones marianas de la zona, que data del siglo XV. La estructura del edificio es del siglo XVIII, aunque el aspecto actual proviene de una importante restauración sufrida en 1919.
La planta del templo es de tres naves con arquerías divisorias de tres arcos de medio punto sobre pilares rectangulares con impostas; la nave central está cubierta con bóveda de cañón y arcos fajones; el crucero, con bóveda semiesférica sobre pechinas y bóvedas de cañón; las naves laterales con techo plano. La capilla mayor, de testero plano, está decorada con un retablo de estuco, de estructura clasicista, que se complementa con el camarín de factura y decoración neogótica, al que se accede por los laterales, por sendas escaleras de barandales de tracería gótica.
Los armoniosos volúmenes exteriores responden a la estructura interior de cruz latina y bóveda central, rubricados por el camarín que adopta la forma de ábside poligonal. A la fachada con frontón triangular bajo cuyo dintel se abre la puerta principal y ventana, ambas de medio punto, se adosa la torre, de fuste liso, cuerpo de campanas con un vano a cada lado y chapitel piramidal. La luz deslumbradora de la campiña, que reverbera sobre los encalados paramentos, queda mitigada por el ocre de las pilastras y cornisas.
